Hola de nuevo a los lectores asiduos y nuevo hola para los que se estrenan. Durante este verano está habiendo muchos cambios de temperatura y del tiempo en general. Por eso la elección del tema en este momento. Hace unos días casi nos desmayamos con el intenso calor para lo que en Santander estamos acostumbrados. Y hoy estoy escribiendo tras varios días de lluvia y bastante fresquito para el mes de agosto. No sé si tendrá que ver con el cambio climático. Lo que sí sé es que el humor cambia con las variaciones meteorológicas.

La influencia es más o menos consciente y les ocurre más a las mujeres que a los hombres y también afecta más cuanto más mayores somos.

Influye tanto física como psicológicamente. Por ejemplo hay personas que saben cuándo va a cambiar el tiempo porque les duelen las articulaciones y otras se marean cuando cambia la presión atmosférica, pero también hay cambios en el estado de ánimo. Un caso es la depresión estacional que suele comenzar en otoño. En los lugares donde el clima cambia por estaciones, las personas se sienten más felices y energéticas cuando los días son soleados y brillantes y más deprimidas y cansadas durante el oscuro invierno. Los científicos creen que esto está relacionado con las variaciones en los niveles de serotonina, un neurotransmisor que tiene que ver con la regulación de las funciones como el apareamiento, la alimentación, el equilibrio de la energía y el sueño. Y España es uno de estos lugares. Recordad las sensaciones que tenemos cuando amanece un día triste y cuando lo hace con sol o luminoso. Casi sin querer uno se siente más feliz, más distendido, cuando hace un día bonito y cálido.

La LUZ NATURAL, junto a la comida, es la principal fuente de energía del ser humano:  ayuda al desarrollo físico y mental, aumenta la eficacia y el rendimiento, facilita el trabajo de los músculos, combate la anemia, mejora los dolores y es un buen sedante y mejora el humor y favorece el optimismo y la alegría. Protegiendo la piel con filtros o con sombras y  guardando las horas de seguridad, darse “baños de luz”: paseando, leyendo en una terraza, comiendo  al aire libre, echando la siesta en una tumbona … así aumentan los niveles de melatonina que mejora el estado de ánimo. A veces en otoño,  cuando los días son más cortos y grises y hay menos horas de luz puede bajarnos el ánimo. Es recomendable aprovechar las vacaciones para estar cuanto se pueda al aire libre y mejor si es  AIRE PURO, dejando la ciudad y los espacios cerrados. Quienes viven encerrados tienen tendencia a la tristeza, a hacerse más introvertidas, melancólicas y pesimistas, al contrario de quienes están mucho tiempo al aire libre, cuya tendencia es a ser más extrovertidas y dinámicas. Si hace DEMASIADO CALOR nos sentimos cansados, flojos, agotados, agobiados e irritables. El temperamento se acelera y  hay más actos violentos y accidentes en carretera ya que   reduce la atención, aumenta tiempo de reacción, estamos más irritables y corremos más riesgos, semáforos, adelantamientos,...

Cuando se acercan las TORMENTAS estamos aletargados, tensos y es difícil concentrarse, porque hay es suspensión en el aire unas partículas cargadas de electricidad, los IONES + y además hay una reducción de la presión atmosférica. Poca gente reacciona tan mal a los iones positivos, pero la mayoría reaccionamos bien a los IONES negativos que  se forman por ejemplo, junto al mar y producen dinamismo (TALASOTERAPIA en invierno). EL VIENTO, cuando es agradable, aumenta la adrenalina y se activa la circulación y nos sentimos vigorosos y estimulados. Cuando es FUERTE, CÁLIDO Y SECO influye en la serotonina (neurotrasmisor implicado en el ánimo). Podríamos tener sensaciones de letargo, ansiedad, insomnio e irritabilidad Hay más accidentes de circulación. Se activan más algunas enfermedades (asma, alergia,...) y se necesitan más dosis de tranquilizantes en personas con problemas mentales. En ISRAEL   se da cada 50 días el viento llamado Khamsin. En SUIZA y TIROL ocurre el viento  Foenh   cada primavera y otoño, y aquí en SANTANDER   tenemos el viento  SUR, que ocurre en bastantes ocasiones durante todas las épocas del año.

De todas formas, en general EL ORGANISMO ES SUFICIENTEMENTE ROBUSTO PARA RESISTIR LOS CAPRICHOS DE LA METEOROLOGÍA. Cuando llegue el otoño y las horas de sol se reduzcan poco a poco y el frío aumente también, el cuerpo tendrá que ir adaptándose a esta nueva situación. Y algunas personas puedes sufrir una “depresión estacional. Es una reacción biológica, no un trastorno mental pero seguro os hablare de ello en su momento.  Nos vemos pronto. Como siempre, un abrazo de 20 segundos para cada lector/a.

Angela Carrera Camuesco
Psicóloga Especialista en Psicología Clínica
Directora de CIPSA
| Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud |

 Imágenes: Created by Freepik

 

 

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